Y el sol se paró en Tentudía
Nosotros no paramos el sol, pero lo hubiéramos hecho si lo hubiésemos considerado necesario como le ocurrió al capitán Pelay Pérez Correa, de la Orden de Santiago. Él así lo creyó y no tuvo reparo en dirigirse a la madre de Dios –que casualmente ese día andaba por allí– para pedirle que detuviese al astro…