Caminando por las montañas de Albania, Kosovo y Montenegro
8. Sedientos, sin agua… Y epílogo
El sol saltó sobre los pinos y se posó en Balqin. Fue todo un alivio en las penurias y horas gélidas que habíamos pasado aquella noche. La luz se coló por las rendijas de la escuálida barraca, posándose en mi cara. Me despertó. Fue una suerte porque en ese momento manoteaba confundido, paralizado, tratando de…