Amanecer en la España vacía

Puntualmente, con la precisión de un cuco suizo, Bruto, el gallo de Rosalía, abre el ojo izquierdo, mira al este y entona su primer quiquiriquí de la mañana. ¡Las seis menos diez! “¡Ya me despertó!”, protesto. “¡Maldita sea, todos los días igual! Tendré que acostumbrarme.”             En ese instante, imagino que será cuestión de tiempo…

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Quizá me compre un tractor

Me interesaban más los libros que el arado; más los sueños que me transportaban a la Isla del Tesoro o a las Minas del Rey Salomón, que regar y cavar berzas, apacentar las vacas, ir a echarle de comer a los marranos al Vasito o cuidar de la boyada en el rastrojo del verano mientras…

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