Por los acantilados del Pinar de la Breña

Como le ocurriera a Swann con la magdalena, el sábado fue un día de evocación y reencuentros, en el que abundaron los placeres. Reencuentros con los amigos, con el bosque, con la luz; con los colores, el aire, el mar… Hacía meses que no acudía a la cita de estos correcaminos, que, haciendo honor a…

Seguir leyendo

Marx, Engels, el móvil y el futuro

Anoche fui al cine a ver la película El joven Karl Marx. Cuatro personas en la sala (dos parejas). A la salida, pensando en lo que había visto y escuchado, mis ojos chocaron frontalmente con la fiesta de la realidad de la noche. La panorámica que ofrecían las terrazas, a rebosar de gente celebrando la…

Seguir leyendo

Sobre el olivar se vio la lechuza volar y volar

No vimos lechuzas pero, ¿olivos? ¡Por miles! Quizás, Antonio Machado, autor del poema que da pie a esta crónica, las viera… Incluso puede que se comunicara con ellas, cuando anduvo por Baeza, entre 1912 y 1919, imbuyendo a su alumnado la pasión por el conocimiento y la belleza. Quizás… Pero, hoy, de ese curioso animalito…

Seguir leyendo

Correcaminos… entre alambradas

Fuerza, amistad y energía. Belleza. Risas y libertad… No importa el orden de los términos porque, como en los cócteles, las palabras se mezclan aquí, propiciando un cuerpo uniforme, para, al fin, conformar lo que es una pasión: ¡La pasión por la montaña! Correcaminos… Dícese de ese ave de costumbres terrestres, aunque a veces realice…

Seguir leyendo

Silencio después de la tormenta

En Nochebuena, el móvil echaba humo. Campanillas, lazos y flores, corazones palpitando de amor. Guirnaldas, ramitas de acebo, besos y espuma de sentimientos ardiendo. Videos ingeniosos, tonterías, y muchas frases huecas… En Nochebuena la televisión era un caldero de amor y pamplinas, merengue de palabras y sonrisas de celofán. Con tanto amor, yo moría de…

Seguir leyendo

8. Pekín, en el hábitat del camaleón

El avión se eleva entre relámpagos y truenos, dando bandazos, zarandeado por el viento, y nosotros, pesarosos aún por no habernos quedado algún día más en Mongolia, lamentamos la precipitación y la inoportuna tormenta. Podríamos estar ahora recibiendo al sol en la estepa, observando el despuntar del alba a la puerta de una yurta… Pero…

Seguir leyendo