Y así, mientras miro a través de los cristales, perdido en el asombro que ofrece el espectáculo, pienso en ti, amor. E, hipnotizado por las llamas, nace este poema:
Grita, amor, al aire,
que este manantial que brota hoy, promete,
¡no lo dudes!, un mar de felicidad.
Háblale de mí al cristal que te protege de la lluvia.
Camina firme hasta alcanzar el horizonte porque siempre es allí
donde se fraguan
la esperanza y el placer de los abrazos.
Abrázate, sí, a ese árbol que es cobijo en el camino,
aunque en la foto lo percibas como ausente.
Brinda al sol que acaba de encenderse y ya se apaga… porque
la dicha se siembra a cada instantes.
No dejes que el miedo te distraiga del quehacer,
en un día tan hermoso
como el que celebramos este lunes,
porque…
aunque las gotas que brillan sobre el vidrio
no sean perlas,
sí son el anuncio luminoso de la dicha.
Avanza firme
hacia el encuentro con la vida cotidiana,
conquista con una sonrisa la realidad, quiérela, y,
si ella no te acepta o te perturba,
«que le den…»
¡Brinda al sol porque eres libre!
¡Brinda porque nos queremos!
Celebra cada instante.
Porque no hay suerte mayor que desearse.
Quererse es –estoy seguro–
el camino al paraíso.
Emocionante!! Gracias.
Mi amigo Joaquín, siempre vivo.
Y eso, me alegra un montón.
Un abrazo.
Me alegra ver que tú espíritu ha tomado el aire. Un abrazo. Octavio.
Una verdadera hierofanía. Maravilloso Joaquín.
Tu poema derrocha fuerza, vitalidad y deseo que manifiestas con vehemencia. In fuerte abrazo
Cómo brilla ese amor !!!!!
Un abrazo grandote
Qué bello es el amor y que belleza encierra tu poema.
Disfruta!!!!, amigo.
Que bueno descubrir tu faceta poética.