El engorde de las ocas desconcierta a los políticos
Salgo a la calle y no puedo pensar en otra cosa. ¡Solo veo ocas! Somos como aquella media docena de ánades que la abuela Florence empapuzaba en el pueblito de Chérac, en la Charante Maritime. La imagen me persigue desde entonces, cuando tenía 19 años y el amor de una blonde de Libourne me arrastró…