De alacranes y otras aventuras
Recuerdo aquel verano, de niño, cuando los amigos íbamos a cazar alacranes al teso de la Bastarda, una ladera orientada al oeste, cubierta de rocas y maleza, donde el sol achicharraba a todo lo que caía por allí. Con sumo cuidado, levantábamos cada piedra y allí estaba él, ¡el alacrán! El ser más peligroso que…