Amanecer en la España vacía

Puntualmente, con la precisión de un cuco suizo, Bruto, el gallo de Rosalía, abre el ojo izquierdo, mira al este y entona su primer quiquiriquí de la mañana. ¡Las seis menos diez! “¡Ya me despertó!”, protesto. “¡Maldita sea, todos los días igual! Tendré que acostumbrarme.”             En ese instante, imagino que será cuestión de tiempo…

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