La casta jurídica ha nutrido siempre con sus ubres a los jóvenes cachorros que heredaban togas, privilegios y poderes… Tras la consabida oposición, no vayan a pensar mal.
Y así fue siempre hasta que, afortunadamente, no hace mucho, esas clases medias que aspiraban a tomar las riendas del mundo carpetobetónico enviaron a sus hijas a opositar para juezas.
Algunas de estas juezas se salieron del redil hace algún tiempo y juzgaron con rigor e independencia a seres tan nefandos como Iñaqui Urdangarín, el consueeerte principil, que se creyó que todo el monte era orégano porque tomaba copas con su suegro. Por cierto, que su suegro, que era rey, anda por ahí gozando de las regalías y derechos de pernada que acumuló durante la gobernanza de SU predio; es decir, de España.
Pero, volviendo a la casta jurídica: aunque lleva algún tiempo intentando revertir el sistema democrático con pleitos increíbles y decisiones arbitrarias, es consciente (la vieja casta) que les han salido juezas respondonas, o, lo que es lo mismo: juezas justas e impecables en la aplicación de las leyes.
Por el reino de Valencia creo que hay una que va a poner de todos los colores al ínclito Mazón y compañía. Y hasta puede que los encierre por su insuperable ineptitud, pues, ya que no tiene vergüenza ese Gobierno valenciano, la razón y la decencia, por medio de UNA JUEZA, les pondrá en su sitio. Eso esperamos.