Nos han engañado

(Y la Humanidad se extinguirá)

Es mi frase favorita: “Nos han engañado”.

            Y cuando la pronuncio me llega la calma y una sensación de paz no imaginada ante la angustia que genera saber que uno pertenece a una especie tan estúpida como la humana, que, sin embargo, es capaz de articular bellas palabras y forjar lenguas, expresar pensamientos y alcanzar altos niveles de conocimiento, crear arte y belleza o amar sin límites…

            ¡Y matar con ensañamiento, cómo no!

            Una especie que practica la Fe con vehemencia y entrega irracional (esa cosa que no sé acaba de saber qué es) y se inventa reyes y misterios, cielos, infiernos, pecados, culpas… para que unos cuantos chupa-sangre de la vida (los “reyes”, por ejemplo) vivan a costa del resto.

            Lo único que he visto del sarao londinense del pasado fin de semana es la foto que adjunto obtenida de alguna red social; tampoco he leído una palabra sobre el evento. ¿Para qué?

            Pero el retrato me incita a pedir que se le preste atención.

            Fíjense bien en él, y díganme si no hay un charco de sangre envolviéndolo todo. Porque, lo que uno imagina al ver la instantánea es pura magia. ¡Magia negra!, diría yo.

            Debajo de esa capa que arropa al congelado sujeto, tejida con la sangre de las víctimas, ¿no ven cómo se mueven las ratas?, ¿no ven, en los ropajes de los dos individuos que flanquean al muñeco, las manchas milenarias producidas por la mierda defecada por una y mil monarquías? ¿No ven en los ojos de esos vasallos la corrupción?

            Ahora miren otra vez la foto, fíjense en la corona… Atrévanse a entrar por el agujero negro que tiene. Si avanzan por él, descubrirán los cadáveres de miles y miles de inocentes, todas víctimas de regios atropellos. También verán que no hay nada noble en esa oscuridad; sólo ambición, engaño, tortura, depredación, dolor, sufrimiento, corrupción… Y así hasta perpetuar su acción y su maldad en la tierra.

            Sin embargo, y a pesar de estas muestras y evidencias, hoy, año 23 del siglo XXI, todavía somos capaces de aceptar con agrado, con normalidad, este esperpento de las coronaciones y eventos patrioteros… Sin duda, la especie humana no tiene remedio.

            Y concluyo; vuelvo a la realidad. Como anunció hace unos días el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, “si la Inteligencia (con mayúsculas) no triunfa”, vino a decir, “la humanidad se extinguirá”. Porque la avaricia sin límites de los más poderosos y la estupidez en inmensas mayorías, es lo que impera, añade un servidor.

            Mas, concretando lo dicho: intuyo que, si seguimos por los derroteros tomados, nos extinguiremos; somos demasiado idiotas.

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