Un bribón en un país de pícaros

¡Somos ciudadanos! Personas responsables que exigen que se respeten sus derechos y que se obligan, a su vez, a cumplir con les deberes que contraen para con ellos y con la propia sociedad. Vivimos en una Democracia (aunque tenga sus cloacas y sus muchas grietas) que, de alguna forma, es el modelo garante que nos hemos dado para que cada español cumpla con la parte que le toca para que todo vaya bien…
¡Y una mierda!
En realidad somos animales que enseñamos el colmillo en cuanto vislumbramos la posibilidad de hincarle el diente al otro. Y si el mendigo le pega una patada a su colega para hacerse sitio en el hueco que comparten debajo del puente, el pillo de floripondio, avión privado y yate, que debería ser modelo del buen comportamiento ciudadano para que todo fuera bien, ¡alguien a imitar!, resulta que las prepara sin embargo, en cuanto puede, de lo más gordas que uno pueda imaginarse.
Solo en un país como el nuestro pueden verse imágenes como las que se nos ofrecen hoy, donde una ingente cantidad de medios de comunicación se lo pasan pipa, ríen y jalean, supongo, al pillo entre los pillos. ¡Qué vergüenza!
Y qué desesperación ante un país que parece no tener arreglo… Porque los rufianes, bellacos, bergantines, canallas y cabritos, charranes y fulleros, galopines y granujas, malandrines, perillanes, pintas y taimados, truhanes y tunantes, píííííícaros y bribones, etcétera, etcétera, abundan más en esta tierra del Diablo (otros dirán que de María Santísima) que las moscas en una montaña de basura, de esas que nos encontremos por ahí.
¡Feliz día para todas y todos! ¡Y mucha salud!
6 comentarios Añade el tuyo
  1. Qué vergüenza de clase política y de país. Solo unos pocos han alzado la voz encontra de la llegada de este sujeto que parece con su comportamiento reir de de la sociedad y vanagloriarse de sus actos fuera de la ley

  2. Burjassot, la libretita, Sanxenxo, etc. Historias sucias, tristes, miserables jaleadas por los prepotentes y sus palmeros mediáticos y aceptadas por una ciudadanía refugiada en el todos son iguales o en el no querer saber. Un país en el que, siempre y p’atóo, » lo mejor es no moverlo».

  3. Estamos de acuerdo. Es desesperante. Supongo que la tolerancia o la pasividad ante la corrupción a gran escala de los poderosos, emérito incluido, sirve de coartada a la corrupción cotidiana a pequeña escala del ciudadano común. Me pregunto, más allá de ese mecanismo de justificación, cuál es la causa de fondo, o las causas. ¿Hay alguna relación entre la ausencia de políticas de Memoria y la falta de proyecto común de País más allá y más profundo que la socorrida «modernización»?. ¿Si pudiéramos n hacer un balance entre cinismo y ética colectiva, cuál sería el resultado?. ¿Se puede hacer algo?
    ¿Hay vías políticas o es la picaresca nuestro destino?

  4. Hay muchas vías políticas, pero no sé por qué no las ven, tampoco los españoles somos de meternos en faena, protestamos mucho pero no ponemos nuestro grano de arena….

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