Salamanca, la cultura, el fútbol y el alcalde

Hubo un tiempo en el que un eslogan sobre esta ciudad, sin duda pretencioso (“Roma la chica”), daba a entender que la ciudad era hermosa y los salmantinos, por la parte que les tocaba, gente culta. Tenía su Universidad, y esto imponía. Hoy no impone tanto, la verdad. Con eso de la autonomía universitaria, la endogamia y que la patrocina Iberdrola, solo se dedica a «pensar» en los suyos y a celebrar actos de autobombo con canapés que financiamos todos cuando pagamos el recibo de la luz, obviamente.

Hubo otro tiempo en el que aquel “Salamanca, arte, saber y toros” daba que pensar… Lo de arte y saber, bueno, pero lo de “toros” pues ¿qué quieren que les diga…? Pero, en fin, la belleza del noble animal y el ejercicio del “arte de la tauromaquia” disculpan dudas y admiten indulgencias sobre la importancia o no que pudiera tener la capital salmantina en el contexto nacional, y que, en sus dehesas, reúne, seguro, uno de los mayores tesoros medioambientales de este país.

Escultra del futbolista Vicene del Bosque, en la plaza del Liceo, Salamanca./ Foto Carlos Gil
Escultura de Vicente del Bosque en la plaza del Liceo./ Foto Carlos Gil

Todo esto ocurría entonces, cuando para entretenernos cantábamos canciones patrióticas casi a diario y los domingos íbamos a misa y al fútbol a El Calvario… El Calvario, ¿qué podría esperarse de una ciudad con un estadio de fútbol con un nombre así? Y todo esto, pensábamos, había pasado ya a mejor vida, pero ¡qué va! ¡Qué va!

En la plaza del Liceo, uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, el señor alcalde, don Alfonso Fernández Mañueco ha preferido arrinconar la belleza de la escultura “El Pan y la Cultura” del reconocido escultor aragonés Pablo Serrano y colocar en el centro un hermoso florero… de bronce, eso sí, pero como si fuera de plástico. Es una pena que, como ocurre con las flores, esta vulgaridad no se marchite, porque le sienta a la plaza… y a los salmantinos peor que si se hubiesen cogido un resfriado colectivo. Vulgaridad, sí. Y que conste que don Vicente del Bosque tiene todo mi respeto como persona y como profesional de su oficio, el del fútbol, que, como ocurre ahora con la gastronomía, no parece que haya más arte que el de darle patadas a un peloto o el de preparar un plato de comida con tagarninas pasadas por la tripa culera almidonada de un cabrito.

Escultura de Pablo Serrano, "el pan y la cultura"./ Foto Carlos Gil.
‘El pan y la cultura’, del escultor aragonés Pablo Serrano./ Foto C.G.

En fin, ya lo he dicho en otras ocasiones, la humanidad camina hacia el desarrollo de sus orejas, que ya apuntan a orejas de burro. Arrinconar una escultura de don Pablo Serrano para colocar la de un futbolista (sin entrar a juzgar la gran persona que tengo entendido que es don Vicente del Bosque, ni que la primera es una obra de arte y la segunda pura pamplina) dice muy poco en su favor, señor alcalde. Debería usted sonrojarse, ¡sonrojarse!, y cubrirse con una caperuza para salir a la calle… Aunque ya sabemos que usted, como cuenta la leyenda que hacen los vampiros, se nutre de los votos. Y esos, los votos, hoy los da el omnisciente peloto, ¡qué es más que dios!, no la belleza ni el arte. ¡Ay si volviera por aquí don Miguel de Cervantes, qué no iba a escribir sobre usted! ¡Cenutrio, que es usted un cenutrio!

4 comentarios Añade el tuyo
  1. Gracias, Joaquín por escribir sobre esto. El otro día cuando vi esa figura humana -escultura de la que hablas- la vi por detrás en un primer momento- me dije ¡qué cosa más fea, desagradable y desproporcionada! Y automáticamente pensé que me estaban faltando al respeto, a mí y a otros ciudadanos y ciudadadanas con un mínimo sentido de la estética. Y ya, para colmo, percibo otro atentado, y este es de tipo ético: la sugerente y elegante escultura de Pablo Serrano, ¡nada menos!, que estaba antes en el centro de esa bella encrucijada, ha sido desplazada, casi arrinconada, a un lugar menos visible para dejarle el sitio central a esa feura.
    ¡Joder, eso no se hace!

  2. ¡Qué satisfacción!, al ver que hay ciudadanos que han chocado, después pensando, como yo: el otro día, transitando por mis quehaceres por la calle Toro, me llevé un pequeño susto, pensando en mis cosas iba cabizbajo cuando de repente, ¡pass! casi me choco con una figura oscura y grande, de un hombre que sí caí rapido que era la efigie de nuestro paisano futbolero Vicente Del Bosque. Segundos después del pequeñín susto, empecé a pensar de cómo podrian haber instalado esta figura no muy estetica, habiendo trasladado la de Pablo Serrano a otro lugar, según comentarios, de mucho menor observancia para el publico. Conociendo un poco las vivencias de nuestro paisano Del Bosque y su manera de querer ser y pensar, seguro que no estará muy contento con esta extravagancia de su figura. Pero claro, cuando se es una figura futbolera como él, los politicos que elegimos –mejor dicho que eligen otros– para que dirijan los destinos de la ciudad y por desgracia, los nuestros, se aprovechan para «su primera línea constante» de personas del mundo del futbol como Vicente, de la parafernalia de los Toros, –también con muchas estatuas toreras– que le dan mucho glamour en la calle baja y muy poco de los que representan nuestro arte y nuestro saber. Y un claro ejemplo es el de nuestro alcalde, Manuel Fernández Mañueco que, próximo ya su «suicidio» politico, aún tiene tiempo para estas anormalidades callejeras. Yo pediría para nuestro alcalde un leve perdón, por la estrechez de mente que demuestra en casi todas sus actuaciones «sin dar» para mucho más y si su tiempo de politico se le acaba como dicen, dejazle que lo aproveche actuando como solo sabe, y no pedirle más que esa «sonrisita» que tan especial tiene para su primera línea. Y seguro que nuestro futbolero Vicente Del Bosque, algo dirá en algún momento próximo sobre este mal uso de su imagen.
    Enrique Serrano.

  3. Lo que ha pasado en Salamanca con el cambio de estatuas dice mucho de la pasión que en este país se tiene por la cultura y el saber. Así nos va

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