Inocentes del Conde, el pueblo feliz

En el pueblo de Inocentes del Conde la gente vivía feliz haciendo camisas. La fábrica que un día montara el alcalde, don Salustiano del Campo y Ribera, Conde de Yeltes, con la ayuda de las fuerzas vivas del pueblo y de otros financieros amigos, marchaba viento en popa. Lógicamente, en la comarca no había paro….

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8. Pekín, en el hábitat del camaleón

El avión se eleva entre relámpagos y truenos, dando bandazos, zarandeado por el viento, y nosotros, pesarosos aún por no habernos quedado algún día más en Mongolia, lamentamos la precipitación y la inoportuna tormenta. Podríamos estar ahora recibiendo al sol en la estepa, observando el despuntar del alba a la puerta de una yurta… Pero…

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