¡Vivir!, he aquí el dilema

Qué significa “vivir” y cómo… He aquí el dilema. Entender esto, sin duda, es el reto que se le plantea al ser humano durante su existencia. Un interrogante para el que necesitamos una respuesta en nuestro anhelo de darle sentido a la vida. Es decir, uno puede caminar sin pararse hasta llegar a los confines del mundo o aquí, más cerca, por nuestra “Tierra de Nadie” en el oeste de Salamanca, sin “enterarse de nada”. O, por el contrario, sentirse en plenitud en cualquier lugar, siempre conscientes de que cada instante nos brinda la posibilidad de “estar bien”, incluso cuando las cosas se tuercen y aparecen esos nubarrones que dan miedo. También entonces, y una vez que la tempestad ha pasado, la vida nos brinda, ¡seguro! otra oportunidad.

              Se acaba de editar un libro, “¡Vive! Viniste a eso”, inventado (nunca mejor dicho) por Mario San Román, que habla de esto, de Vivir (con mayúsculas) y sobre qué se siente al hacerlo; de los fracasos y logros que el ser humano aquilata en el devenir de sus días, de los sueños realizados y de los que se quedaron pendientes; de los libros que a uno le inspiran todavía o de aquellos que le inspiraron…

              Es este un libro sorprendente; tan genuino y extraño que da que pensar. ¡Que ayuda a pensar! Me recuerda a aquel arcón de mi abuela, en el pueblo, arrumbado en un rincón del desván, en el que se guardaba de todo. Desde encajes y enaguas para ceremonias antiguas, pasando por finas porcelanas y cubiertos de plata para excepcionales encuentros, manteles bordados y telas de raso, y hasta los más extraños objetos y rudimentarios abalorios que una vez al año se usaban para algún acto puntual, como, por ejemplo, hacer churros o dulces. La máquina de los churros y los moldes de hojalata de corazones y flores para hacer pastas son dos de los cachivaches que mi memoria rescata al pensar en qué escribir acerca de este libro; el sabor y el aroma de aquellos manjares que aún guardo en un rincón de mi mente, adheridos ahora cual esponja jugosa a mi paladar. Y que al leer ¡Vive! Viniste a eso, de alguna forma, recupero.

              De cosas así habla este libro. Emociones, sentires, sabores, recuerdos… De él pueden extraerse elixires distintos para ser aplicados al fragor de la vida, siempre en ese deseo de vivir mejor. Hay, por ejemplo, una lista de libros muy interesante –recomendación de uno o varios libros, según cada entrevistado– que los 58 protagonistas salmantinos o asimilados a esta tierra van engrosando al responder a la primera pregunta que les plantea Mario San Román.

              Las preguntas son las mismas para todos. Pero las respuestas, como se podrá suponer, no siempre coinciden. Porque cada ser humano es único. Y única es también la manera que tiene cada uno de enfrentarse a los retos, a los miedos, a esos dilemas que, a diario, han de resolverse o superarse en la vida. De ahí la importancia de estos textos que, como dice muy bien Mario San Román, mentor del proyecto y protagonista del empeño para que podamos leerlos en papel, las respuestas han de degustarse con calma, sorbiendo, poco a poco; en ningún caso, sugiere, se recomienda leer más de dos o tres entrevistas seguidas, pues tanta experiencia vital y enseñanzas de los entrevistados puede ser causa de intoxicación emocional, sobre todo si no se tiene la paciencia suficiente para la reflexión sosegada o se desconoce la pausa que ayuda a profundizar en lo que se lee.

              El elenco que participa del libro es variado y ecléctico; y muy rico. Hay científicos, actores, escritores, músicos, bailarines, periodista, diseñadores, empresarios, directores de museos…

              Y en cuanto a las preguntas (diez), algunas tienen su miga. Si la primera plantea qué libro ha sido capital en tu vida, la segunda, quizá la más importante, escarba en el fracaso como trampolín para el éxito. Aceptarlo así –el fracaso– es haberle ganado media batalla a los peligros y escollos que lleva consigo la acción de vivir. Porque por muy mal que nos vaya en algunos momentos, todos los entrevistados, al responder a esta cuestión, entienden que no estuvo tan mal fracasar para luego poder renacer como un ave fénix.

              Palabras como inversión, éxito, inconformismo o consejo, infieren en el resto de preguntas y sirven para que las personas entrevistadas se abran, sinceras y generosas, a contar experiencias de su propia vida o a proponer acciones, dar consejos o lanzar mensajes que les sirvan a los demás, de forma tal que al leerles parezca que se está acompañándolos en el salón de su casa, compartiendo su pensamiento con él en familia.

              Así de fácil y así de interesante resulta esta primera obra de Mario San Román que, además, tiene y suma el aliciente de que lo que se recaude con la venta del libro está destinado a la ONG Nourish the Children, en Malaui.

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