Alas, no para volar, sino, sencillamente, para caminar, es lo que queremos los peatones que paseamos por Sevilla y por otras ciudades de España.
Porque en cuanto se pongan manos a la obra los hosteleros y empiecen a colocar mesas y sillas en dónde les dé la gana, al amparo de que “hay que mantener la distancia”, vamos a tener que saltar como canguros. Y si no al tiempo.
Si no hace tanto tiempo era casi imposible caminar por ciertas zonas de las ciudades, porque muchos bares se pasaban las ordenanzas por el arco del triunfo, ahora, que les van a conceder “cierto derecho de pernada” por mor de la Covid 19, ¿qué no tendremos que ver?
Volverán los coches y las motos a aturdirnos, volverá el desenfreno consumista en cuanto el aparato propagandístico de los señores del dinero se afine… ¿Volverá el olvido de la autoridad y la falta de respeto a sus ciudadanos?
¿Volverá todo a ser como antes?
Sí, me temo que, en aras del negocio, la ciudad volverá a ser invivible. O casi.
¿Quién dijo que el ser humano era el único animal que tropezaba dos veces en la misma piedra?
Nota.- Creo que nadie estará en contra de las terrazas en la vía pública; yo tampoco. Con lo que no estamos de acuerdo es que, si el permiso es para 5 mesas, se pongan 10. Tampoco con que se invadan ciertos espacios, necesarios para el tránsito peatonal; especialmente cuando han de pasar por allí madres con carritos de niño y ancianos.
Por lo demás… ¡A disfruar del placer de comer y beber al aire libre! Salud.