España y la evolución de la especie

Frente a la confusión, la inquina, o imponer “mi” razón… solo cabe pedir evolución. Si no evolucionan, los seres humanos se oxidan y mueren. O se estancan como los residuos orgánicos que apestan en las cloacas; se vuelven resentidos; vengativos incluso. Al aferrarse al pasado, los espíritus se tornan huraños y, a la puerta de la caverna, enseñan los dientes; ladran y arañan mientras afirman que lo hacen para defender su territorio. Pero nada más lejos de la verdad…

Sí, el ser que no evoluciona vive atrapado en el miedo y se torna egoísta; está tan asustado que no puede ni quiere ver la realidad. ¡La realidad! Esa palabra, paradójicamente mágica, a la que el filósofo Javier Zubiri le atribuía una estrecha relación con la inteligencia.

Y de inteligencia, evolución o sobre la comprensión de la complejidad de un país como España, va ahora el debate que, que por una u otra causa, los españoles, con sus políticos al frente, mantienen.

Miren, si no, a Pablo Casado, ¿quién va a creerle? ¿Cómo puede presentarse de adalid de un país un señor que miente? ¿Qué poso moral o intelectual tiene una persona que consigue títulos académicos mediante tratos de favor? Pablo Casado, un personaje que ahora se esconde tras la barba y  la impostura de media sonrisa mientras pontifica sobre esa España imaginaria o “eterna” que no existe ya. Sí, señor Casado, España no es ya la finca privada de “los suyos”, esa que ustedes pretenden seguir gobernando con gestos como el más que ridículo del señor Suárez Illana, dándole la espalda a la realidad hace unas semanas en la sesión de investidura… Le faltó al señor Suárez Illana ponerse con los brazos en cruz, de cara a la pared, como cuando en los colegios de curas nos obligaban entonces a pasar por ese ridículo del auto flagelo.

¿Pero qué país es este que a sus representantes parlamentarios elegidos democráticamente se les niega el pan y la sal o se les insulta abiertamente cuando suben a la tribuna de oradores? ¿Ha sido legal o no su elección? Porque, si no ha sido legal, aplíquesele la ley y no se les permita acceder al hemiciclo; pero si son representantes legales, respétenles ustedes, señores hooligans del Partido Popular. “Ah, no, no; eso ni hablar… –parece que piensan­–. Porque nosotros somos demócratas solo cuando ganamos”. Esta es, supongo, la síntesis del pensamiento constreñido de don Pablo Casado y su clá parlamentaria a derecha e izquierda; esa tribu que sigue enseñando los dientes a la puerta de la caverna como si España estuviera al borde, otra vez, de la Guerra Civil; una guerra que ocurriera… nada menos que hace 70 años. ¡Setenta años ya…! Y ustedes siguen igual.

Evolución. Esta es la palabra, a mi entender clave, para acercarnos a la España compleja y plural que nos toca vivir hoy. Ahí está Pedro Sánchez -que puede tener todos los defectos que se quieran, miles incluso- pero que al menos parece esforzarse en canalizar un intento para que España no vuelva a las andadas, procurando que camine por la vía del diálogo. Porque la realidad es la que es. La realidad española es que hay un puzzle de piezas enfrentadas, con miles de individuos tirando cada cual por su lado… ¿Y qué quiere usted, señor Casado, someter por la fuerza a todos los españoles que no están de acuerdo con su idea de España? Porque el dato objetivo es que Pedro Sánchez ha aglutinado una mayoría legítima para ser elegido presidente, ¿verdad? Que usted está en su derecho a negarle su apoyo con la fuerza democrática que le otorgan los votos, nadie lo niega; pero que lo acose a base de mentiras, insultos y ofensas, o con palabras gruesas, envenenando la vida democrática, no es de recibo. Quizás es a lo que usted aspira… Y es que esa media sonrisa y el cinismo que muestra recuerdan el gesto de algunos animales de la selva, de las que aparecen en los documentales de la National Geographic, cuando, nerviosos, merodean y esperan a que los leones que devoran a la gacela se retiren del botín para saborearlo ellos.

¡Es eso ser patriota? Si tanto le importa España, ¿por qué no se abstuvo en la votación de investidura? Con un gesto tan simple como ese se hubiese evitado el pago de peaje a nacionalismos e independentistas. Pero no; usted prefirió azuzar –“que cuanto peor vayan las cosas, mejor nos irá a nosotros”, parece que piensa– y envenenar la vida parlamentaria y la de los españoles sacando de sus tumbas, por ejemplo, las víctimas de los asesinatos perpetrados por ETA, o resucitando a Franco y enarbolando el consabido patrioterismo español que, sospecho, es pura pose. Pues, escarbando un poco, se percibe enseguida que a usted y los suyos, España, les importa un comino.

Evolución, sí. Sin duda esta es la clave para seguir conviviendo.

Del representante de Vox, ¿qué puede decirse? Porque el señor Abascal es un mecano peligroso; un ser malévolo que suelta sus axiomas (sin exigirse demostrarlos) que calan, como una fina lluvia, en la piel de una gran mayoría de españoles desentendidos de la realidad, pero crédulos con los bulos que justifican sus miedos. Ejemplo: la inmigración. El señor Abascal dirá cualquier cosa con tal de mantener la atención en ese teatro que él y los suyos han montado. Un teatro muy peligroso porque ya hubo experiencias parecidas que acabaron con el saldo de millones de muertos.

Duele que haya todavía miles de españoles atrapados en tiempos pretéritos, sin ningún interés por comprender, no ya atisbar, cual es la realidad actual del país. Y así, sin perspectiva y cazurros, negándose sistemáticamente a avanzar, son muchos los que jalean las propuestas del señor Abascal, vengan a cuento o no, sean dañinas o no. Hace unos días me crucé, por ejemplo, con un autobús en el que un cartel de grandes dimensiones exhibía un rostro femenino con un rótulo que decía “Ella ha sufrido malos tratos…”. El rostro denotaba una alegría desbordante, como si estuviera a punto de decir “¡pégame, agrédeme más, que así seré más feliz!” Sin embargo, no creo que haya una sola mujer, entre las miles que sufren maltrato a diario, que pueda exhibir una cara de felicidad como la que se mostraba en el citado cartel. ¿Y por qué una campaña así? Pues porque todavía hay individuos que piensan que la mujer “es un ser inferior, de segundo orden”. Llegar a comprender que la violencia de género es uno de los problemas más graves (por no decir el que más) que tiene la sociedad desde el punto de vista estructural, requiere, sin duda, mucha evolución. ¡Evolución!

El señor Abascal y los suyos –sabiendo muy bien cómo han de hacer para manejar a las masas ancladas en el pasado y el miedo–, desparraman sus mensajes mesiánicos, estúpidas reconquistas o tiran de seres mercenarios como El Cid, para arrastrar a la gente a su molino.

Evolución, también para el señor Pablo Iglesias. Usted también deberá bajar a la tierra y aceptar que la realidad no es solo asunto de buenos y malos. No basta con tener ideología, ni con pensar que “ahora o nunca”… porque es muy probable que ese “nunca” llegue antes que “su ahora” si usted no se baja del burro y se acomoda amistoso a la realidad que siempre es prosaica y tozuda. Es verdad, el Ibex 35 no va a darle su brazo a torcer fácilmente. Pero si va de frente contra el poderoso índice bursátil, perderá. De modo que sabiduría y paciencia, sentido común y, por supuesto, evolución…

A doña Inés Arrimadas, según la oigo hablar, no puedo evitar imaginarla abandonando el convento, después de un intenso retiro espiritual de fin de semana. Así, siempre aparece convencida y dispuesta, con sus anatemas, a mandar a la hoguera a quien sea. Y es cada vez que vuelve de uno de esos retiros –tengo la impresión de que ha hecho bastantes últimamente– se trae un mantra aprendido y lo repite hasta hartar. Si en la última campaña electoral era lo de “El PSOE y la banda…”, hace pocos días era lo de “la traición”. Resulta ridículo (y deprime) oírle repetir lo de… que esa gran mayoría que podrían conformar PSOE, PP Cs “salvaría” a España. Para que esto ocurriera sí que haría falta que evolucionaran los españoles.

Con lo fácil que hubiera sido, señora Arrimadas, que sus 10 diputados se abstuviesen y asunto resuelto. Pero no, usted ha preferido seguir con su mantra y convocar ¡desde la tribuna parlamentaria! a un contubernio de traidores. ¡Qué desvergüenza! Mira que reivindicar la traición… ¿Dónde se ha visto?

Y termino: al grupo mixto, a los nacionalistas, separatistas… a todos los grupos del arco parlamentario no citados hasta ahora habría que exigirles lo mismo: ¡que evolucionen! ¡Qué egoísmo el de nacionalistas y separatistas pretendiendo establecer fronteras o tratando de acumular privilegios! Incluso tienen la desfachatez de decir que son “de izquierdas”, cuando lo único que hacen es mirarse el ombligo, ser excluyentes y pretender acumular privilegios a costa del resto. Pero su postura conservadora e insolidaria no debe ser argumento que sirva para ignorarlos, someterlos o aniquilarlos…  como parece que pretenden PP, Cs y VOX.

En fin, esta es la España que chapotea en la actual realidad. ¿Cómo se consigue que avance hacia la conciliación, la concordia, la solidaridad y el consenso? Ah, misterio. ¿Adoptando posturas extremas? No creo. ¿Haciéndonos unos a otros la guerra? Tampoco me parece que vaya a resultar…

Solo apurando el diálogo, poniéndose en el lugar de los demás y tendiendo puentes para el consenso podrá superarse el eterno conflicto en el que vive inmerso el país. No será fácil, desde luego. Pero habrá que intentarlo, ¿verdad?

¡Y encima viene Vox y resucita a don Pelayo! ¡Qué país!

4 comentarios Añade el tuyo
  1. Muy interesante tu llamamiento al diálogo, lo suscribo.
    Pero me llama la atención que hables de la tesis de Casado tan extensamente y no de los plagios del Sr Sa
    Snchez.
    También para que uno a otro, nos escuchemos debemos ser coherente con lo que hablamos y luego hacemos, me refiero al chalet , del que tampoco dices una sola palabra

  2. Yo suscribo todo lo que dices Joaquín, me parece muy acertada tu opinión. Hay much@ que parecen niños que les asusta la realidad y para tratar de justificar sus errores se ponen a la defensiva y recurren al «…y y y tu hiciste ésto. Y tu más». Creo que no han entendido del todo tu reflexión. Evolución.

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