Vitigudino, un alcalde en las nubes

Como a los de Lepe, Tomelloso, Manzanares y otros pueblos en España, también a los de Vitigudino hay quien les hace chistes. Pero hoy no hace falta caer en ese tópico porque, como suele decirse, la realidad supera al arte. Y así, en la manifestación que se celebrará en Vitigudino el próximo 20 de octubre, sábado, a las 13 horas, contra la mina de uranio a cielo abierto que promueve Berkeley Minera en la comarca, faltará el ínclito alcalde de esta localidad… ¿Acaso no es un chiste? ¡Ay, Vitigudino!
Porque asistirá media provincia… Mucha gente. Todo el mundo menos él. Él, el esforzado alcalde del PSOE, don Germán Vicente, que, obviamente, “solo quiere lo mejor para su pueblo…”, pero que, en esta ocasión, prefiere que los habitantes de esta tierra vivan respirando el aire sucio, polvo radioactivo, a gozar del ambiente natural que propicia el Campo Charro con sus predios y dehesas.
Vitigudino es un referente para esta comarca olvidada. Cada martes, como si fuera pecado no hacerlo, las gentes de los pueblos acuden desde hace siglos a esta villa a comprar, negociar, charlar, almorzar… Pero con un alcalde así, no sé si a muchos va a quedarles ganas de volver por allí.
Esta Tierra de Nadie está muy harta. Harta de Iberdrolas y especuladores, de una Universidad de Salamanca que solo se mira el ombligo, del olvido al que el Poder la viene sometiendo… Harta de callar y de asentir con cualquier embaucador que aparece, como si fuera un encantador de serpìentes, diciendo que va a abrir una mina de uranio y les hará a todos ricos.

Mas, mira tú por dónde, la Salamanca ganadera se ha dado cuenta ¡por fin! de que una mina de uranio no beneficia a esta industria. Porque, si los proyectos mineros de Berkeley para la provincia salieran adelante, jamás los labradores podrían comercializar sus productos. ¿Por qué? Porque es muy difícil que se acepte en el mercado una carne, unos cereales, unos embutidos, unos jamones, unos quesos… que se gestan en el entorno de una mina de uranio, donde los pastos, los ríos y el aire van a estar contaminados con residuos radioactivos probablemente. ¿Quién va a querer consumirlos?
¿Y aunque esto no ocurriese de momento, quién le garantiza a la población que no puede haber cualquier día un accidente? El mundo está lleno de ejemplos de triste recuerdo; el uranio y su manipulación, la energía nuclear, los residuos radioactivos… son un tema serio que al menor fallo acaban generando muertes.
A la manifestación han confirmado su asistencia gentes de todas partes; gente con sentido común que aman la Tierra. También estarán presentes las organizaciones ganaderas y agrícolas de la provincia, las asociaciones de vecinos y de la sociedad civil… Y casi medio centenar de pueblos con sus alcaldes al frente. ¿Le parecen a usted pocos todavía, don Germán, para reconsiderar su postura? Ande, váyase a la mani ¡por dios!; no haga el ridículo.
A no ser que prefiera seguir flotando en las nubes, soñando con ese dinerito… Esos 40.000 € que los ladinos de Berkeley le ofrecieron “para beneficiar a sus vecinos”, dijo usted, a cambio de que les entregase 50 hectáreas de la Dehesa donde le aseguraron que plantarían 5.000 encinas. ¿Las han plantado ya? Porque de esto hace más de un año… Ah, que se opuso la Junta. Pues menos mal; de una buena le libraron.
Lo suyo es caso insólito, don Germán. Porque siendo Vitigudino el pueblo de referencia económica, social y jurídica en la comarca, debería ser usted, ¡Usted!, el primero en abanderar una protesta que es justa, ¡justa!, y que avala, además, su partido, ¿o no es así? Aunque ya se sabe como anda el PSOE… Más enredado en sus cosas que una mosca en una telaraña; y, en este tema al menos, errático como siempre. Nada que ver con el PP, desde luego, que lo tuvo clarísimo desde el principio: ¡la mina por encima todo! Y si se arruinan los ganaderos y la gente enferma o muere… que les den… Y punto.

Y termino: Piénselo usted, don Germán. Piense bien con quién se junta. Seguro que a estas alturas está suficientemente informado de como le estafó UraMin (empresa en la que trabajaban directivos que luego desembarcarían en Berkeley) 2.500 millones de euros a Areva, la empresa nacional del uranio en Francia, o cómo perpetraron, también algunos de esos directivos, otro fiasco en el Principado de Asturias, sacándole unos buenos cuartos al gobierno asturiano, o del affaire de amor-odio que Berkeley ha tenido con la española Enusa (Empresa Nacional del Uranio, SA) a la que demandaron por retirarse del acuerdo que tenían y esta evitó el juicio cediéndole los derechos en “una privatización encubierta”, sin pasar por ningún concurso público. En fin, infórmese usted, si aún duda de con quién se juega los cuartos y los votos de su pueblo, bájese de una vez de las nubes… y deje de soñar ya con esos 40.000 euros.
Porque esta comarca se merece otras ayudas, no una mina de uranio. En lugar de apoyar esa barbaridad, piense usted (y los que como usted piensan) que la riqueza no la traerá la minería, sino el cuidado de sus bosques de robles y encinas, la promoción ganadera, el apoyo al turismo rural y la puesta en valor de la riqueza que, “gracias” al secular abandono que ha sufrido del Poder, ahora atesora. Porque se da la paradoja de que a consecuencia del olvido, este rincón, hoy, es un paraíso. ¡Sí, un paraíso! Y los paraísos no se destruyen, sino que se protegen y cuidan.