El frío

Frío es tocarse el ojo y descubrir que se ha congelado la lágrima. Mi madre nos avisaba desde la cocina: “¡Venga, hijos, levantaros, que ya está hecha la lumbre!” Y entonces, imaginando aquel fuego amarillo que crepitaba y huía por la chimenea, salíamos de la hurera, mi hermano y yo, y, como dos gatos perezosos,…

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