La deserción del presidente

Cuando desperté, el Simancón estaba allí. Eran las dos de la mañana y me acordé de Monterroso y su dinosaurio. A las siete tendría que estar en pie y temí no volver a dormirme. ¡Qué sería de mí! ¿Podría alcanzar la cumbre? Dos años hacía que no iba por esos montes en los que tanto…

Seguir leyendo

Bailando por Grazalema

Caminar, subir, bajar, saltar de risco en risco… Para el montañero, marchar campo a través o por esas sendas intrincadas de las sierras de Grazalema, en las que no hay ni diez centímetros de suelo confortable para que encuentre el pie acomodo, es como practicar la danza. El viajero de las cumbres ha de ir…

Seguir leyendo

Por un puñado de migas y otros animales

A los montañeros el ruido les asusta; y más las aglomeraciones. Por eso, quizá, el último sábado solo ocho correkas acudimos a la cita. Nos lo tomamos con humor; y aún temiendo lo que podía suceder en la excursión programada en la sierra de Aracena, nos fuimos para allá. Más que un día de montaña…

Seguir leyendo

Fabi, el perro enamorado

Me llamo Fabi y soy un perro. Cada sábado salgo al monte por las sierras de Aracena, Grazalema, Ronda…, donde se tercie, que nunca se sabe cómo pueden acabar las excursiones que programa esta gente del club de los Correkas, a las que mi dueño Aurelio me lleva. Siempre hay un circuito previsto, un camino…

Seguir leyendo

Amor, pasión… y el líder muerto

––Te aseguro, Ana, que no hay nada más hermoso, más sublime en el mundo que esa mañana de abril, cuando con doce, trece años… sales a la calle y te encuentras a esas flores, a esos ramilletes de mujeres vestidas de negro, ofreciendo el canalillo, níveo y carnoso como los pétalos de una gardenia, incitando…

Seguir leyendo

Por el Tajo del Abanico a Encinas Borrachas

Tiene por costumbre esta troupe de excursionistas acomodarse a yantar al abrigo de algún árbol, una roca, bajo la floresta frondosa de un pinar o algarrobo; pero siempre procurándose un balcón desde el que otear y agrandar el horizonte. El sábado a esa hora del almuerzo tocó cobijarse a la sombra de una encina; un…

Seguir leyendo

Desencuentro en la Sierra de Líjar

“Que ya no te ajunto”, le dijo una tarde Mafalda a Manolito, cuando acudió este a su encuentro para compartir juegos. Pero él no quiso creerla; sabía que era broma. Porque si la hubiese creído, es decir, si su amiga se lo hubiese dicho en serio, Manolito, orgulloso, con suficiente autoestima a pesar de su…

Seguir leyendo

El juego de los equilibrios

El sábado, 3 de febrero, la excursión a la Sierra de la Silla resultó ser un entrañable juego de equilibrios. Convivencia y diversión. En la cumbre, mientras Marta le hace fotos al grupo, este, a su vez, la fotografía. Nada altera esa armonía que esta piña de amigas y amigos celebra en lo más alto….

Seguir leyendo